Soy un nostálgico. Un bohemio. Bueno, no al nivel de los que se van a vivir a San Telmo o en este caso a alguna parte pobre de Berlín. Ahora soy de esos que tienen una cabeza llena de recuerdos increíbles, una memoria prodigiosa para los hechos alegres de mi vida y también, porque no, para los no lo fueron tanto. Y creo que esa esa una diferencia muy importante con lo que percibo en este país. La vida interior existe y es muy profusa de este lado del planeta. Ahora el alemán encuentra la alegría a su tragedia en el futuro. Están disfrutando de lo que va a venir en contraposición a un presente tal vez más gris. Mi mirada en cambio es la del cangrejo: yo encuentro regocijo en lo que pasó, en lo que viví y en como lo viví. Ese es el combustible para aceptar el presente, el hecho de sentir que tal vez se me dio en demasía y ahora entonces le toca a otro. El futuro, directamente no existe. Y eso es tan así porque en Argentina nadie está pensando en lo que va a estar haciendo en 4 meses. Dis...
Hoy me tocó jugar la final del master de la zona de Neuss, que sería algo así como la primera ciudad grande al lado del pueblito. Perdí, creo que jugué bien dentro de lo que juego y encima tenía un dolor tremendo en el brazo, así que me voy feliz con mi 2do puesto. El tenis es una de esas cosas que heredé. Mi familia extendida del lado de mi madre tiene un campo en la zona de cañuelas y ahí adentro cada familia tiene una casa. En el centro del club de campo, 2 canchas de tenis en las que veía jugar a mi madre con sus primos. Cuando tenía 5 o 6 me regalaron mi primera raqueta marca "mundial" y con esa empecé a jugar. Nos hicimos socios de un club, después de otro y la pasión siguió creciendo. Creo que a los 10 jugué mi primera final en algo que se llamaba "la posta de las lomas", unas canchas privadas que estaban en San Isidro, cerca de la casa de unos primos. Esa la gané...era contra una nena....jaja. Me dieron una caja de chicles y una remera de bazooka. Otro r...