Los alemanes tienen una frase que me parece bastante divertida: Alt Modisch. Sería como "a la antigua" o "anticuado". Bueno, soy.
En realidad, no es que sea anticuado, ahora dentro de mi modernidad hay cosas que todavía no las termino de entender. O tal vez las entiendo, solo que no las puedo resolver, justamente porque soy Alt Modisch.
Yo igual digo que más que Alt Modisch, lo que soy en un romántico. Creo en el amor verdadero, creo en las historias de amor y creo en las conexiones reales. Tal vez no debería porque la realidad me devuelve otra cosa, ahora soy de los que eligen creer. Porque al final del día, lo que necesito es justamente poder volver a creer.
De hecho diría que después de la separación, una de las cosas que más me costaron es la posibilidad de volver a creer, de querer estar con alguien en el sentido real y no tanto para aparentar que uno no está solo. Me animaría a decir que prácticamente el amor después del amor es muy difícil de conseguir.
Y sin embargo, eso de que "el amor está muerto" parece casi una profecía auto-cumplida de los que justamente no creen en el amor, los que no se animan a vivirlo, los cobardes y los tibios. Y en este pueblito en el que vivo, que está lleno de jubilados, no me canso de ver parejas que comparten cosas tan sencillas como arreglar el jardín o caminar por la calle de la mano. Y eso no tiene otra magia más que la decisión de ambos de querer compartir algo.
Es todo lo que me deseo y les deseo a los demás: que puedan encontrar a alguien para compartir la vida. Ese alguien que realmente nos haga ver que amar tiene sentido. Tal vez por eso ayer escribí en mi cuenta de X que es lo que estoy buscando. Tengo ganas de volver a enamorarme, de comprometerme y de volver a vivir historias de parejas.
Hasta ese entonces, a cucharear el tarro de dulce de leche o la nutella y porque no tomar un malbec de mi colección. No hay amor que por dulce de leche no venga ni pena que por Nutella no se vaya. No sería amor sino.
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