Estuve de regreso por Berlín aprovechando que me tomé unos días adicionales a los que tenemos como feriados para descansar.
Pensaba hacer Berlín y Praga o Praga y Berlín, pero ajustando un poco lo que fue sucediendo en el viaje, resulta que solo pude llegar a Berlin. Y qué es lo que sucedió? Bueno, básicamente que no todos queríamos ir a Praga. En esta oportunidad aproveché para viajar con mis hijos y a ellos les resultaba bastante más atractivo Berlín que Praga.
Le sumo a eso que solo el viaje de ida fueron como 8 horas y que definitivamente para poder ir a Praga, hay que tomarse una semana y no solo un par de días. En cualquier caso un viaje a nuestros orígenes familiares y una conexión especial para todos.
Los 2 mayores tenían 3 y 2 cuando vinimos por primera vez a Alemania y este viaje a ese lugar era bastante más que solo visitar Berlín. Era recorrer y tratar de recordar. Por supuesto que no se acordaban de casi nada, no era lo importante de todas maneras. Porque yo si me acordaba y pude entender tantas cosas que no tengo más que palabras de agradecimiento.
Ya es la segunda vez que me pasa en estos últimos años. Uno dice "amor" y básicamente tiene nombre y apellido. Rostro, imagen, perfume, un color de voz. Y eso es lo que yo fui a buscar. Los alemanes somos así, bastante concretos. Les ponemos un sello a las cosas y las dejamos ahí.
Para mi amor es mujer. Obvio, estamos en un mundo bastante más diverso y amor puede ser muchas cosas, solo que para mi tiene perfume de mujer. Son tan lindas las mujeres que me cuesta separar una cosa de la otra y por ende me resulta raro todo lo que no define amor como mujer.
Y por segunda vez en este mundo de citas virtuales que parecen no tener fin, en el que todos parece que estuviéramos en una vidriera con capacidad infinita de generar relaciones aunque mas no sean pasajeras, termino descubriendo el amor de una manera distinta.
Por un lado, porque como ya lo dije, paseaba con mis hijos. Vivimos cerca, nos vemos regularmente, me falta la diaria. La dinámica esa que tienen las familias, la complicidad con alguno, abrazarlos porque si y compartir un rato juntos. Los tuve 4 días conmigo, la pasamos increíble y obvio, la magia de la ciudad ayudó a que los recuerde también como eran, las cosas que hacíamos, los paseos, las idas al jardín, los caprichos y 1000 historias que siguen ahí.
Por el otro, siendo que es la semana santa, si bien no tuve tiempo para participar activamente de las celebraciones del jueves o la pasión del viernes, me hice un espacio para ir el a la catedral a rezar. Y como ya me había pasado cuando fui a Lisboa y visité el santuario de Fátima, se me apareció de la nada ese abrazo que andaba necesitando. Esa voz infinita que te acaricia y te dice "vos seguí, el amor está adentro tuyo, es un regalo y solo tenés que darte tiempo para disfrutarlo. En vano lo vas a seguir buscando fuera".
El amor en definitiva es disfrutar de cada minuto de la vida, amando y dejándonos querer por todos los que nos rodean. Cualquier otra cosa , cualquier otro intento, por más perfecto o perfumada que parezca, no te lleva donde querés llegar. Y cada vez más pienso que es así, hay que hacerse menos preguntas, dejarse abrazar por los que nos quieren de verdad y seguir de largo.
Al final, la vida es demasiado corta y sólo se puede disfrutar si la compartimos con los demás. La vida si, el dulce de leche me lo tocás y te corto un dedo. Un poco de nutella te puedo dar. Malbec, te lo vendo. Que entre otras cosas, ayer quise comprar unos huevos de pascua en Berlín y había tanta gente comprando que desistí. A esta gente les cerrás el supermercado por un par de días y se vuelven completamente locos. Tengo varias teorías, las dejo para otro día.
Feliz pascua. Les deseo a todos que tengan días tan lindos como los que tuve yo en esta semana que pasó.
*en la foto, un mapa de Berlín que rescaté del hotel. Acabo de ver que incluye la calle en la que viví los años más felices y tristes de mi vida. Queda como cuadro y referencia de cualquier cosa que se llame amor.
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