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Y si no hay mañana? Preguntas existenciales de un domingo por la noche.

Vengo de una familia de origen alemán en la que el "deber ser" siempre estuvo en el centro de la escena. De hecho no alcanzaba solo con el deber. El deber esa era la base de la pirámide. Para ser digno, había que ir siempre más allá de simplemente lo debido.

El verdadero mérito tenía entonces 2 variables muy definidas: hacer el bien siempre y evitar por cualquier motivo el mal. El privarse de algo de lo que otros disfrutaban era muy meritorio. Tomar primero lo que estaba disponible, era algo que estaba intrínsecamente mal. 

Si bien me parece una manera valiosa de formar a una persona y no pretendo renegar en absoluto de la forma en la que fui educado, entiendo que en todo caso le faltaba el balance de la vida real, la que se vive fuera de la casa. 

Por supuesto que hay un valor en aprender a postergar. Los que son inteligentes emocionalmente, básicamente pueden conectar de una manera distinta con los demás porque entre otras cosas, aprendieron a postergar. También es muy valioso callar los errores ajenos, no marcarlos para no herir al otro. 

A lo que me refiero es, a que, en todo caso, es una forma poco darwiniana de desarrollo porque puesto a competir con alguien, en cualquier ámbito, siempre sería mejor dejarlo al otro en tu lugar. Postergarse uno para que otro disfrute. Lo que en principio suena muy loable, pero a la larga también te limita. 

Porque en un punto somos humanos y de alguna u otra manera, con nuestros aciertos y defectos, competimos. Y no solo competimos sino que además nuestra felicidad radica en comparar y ver que conseguimos. Desde ya que podríamos definir un escenario de éxito en conseguir que otro consiga. No me refiero tanto a ese escenario sino más bien al otro en el que dejamos de hacer pensando que le hacemos el bien a alguien. Y no necesariamente es así.

No decir abiertamente lo que pensamos por miedo a lastimar, no enfrentar a aquel que nos está lastimando por el motivo que fuese o sencillamente no hacer lo que nos gusta cuando nos gustaría hacerlo nos limita de una manera negativa. Y no está bueno. Es mucho más sano decir las cosas como son. 

Y lo que más nos limita es esta idea de que vamos a tener infinitas interacciones y que entonces mañana vamos a disfrutar lo que no disfrutamos hoy. Lo más probable es que no sea así. Estar presentes, disfrutar del momento y vivir, suena, en ese sentido, más razonable. 

Qué pasaría si en realidad no hubiese nada más? Y si la vida es solo esto que pasa mientras nosotros no decimos abiertamente lo que nos sucede? Porque lo que no hicimos hoy, no lo vamos a poder hacer mañana. El beso que no dimos hoy, mañana no vale más, sino menos. 

La verdadera pregunta que tenemos que responder a diario no es tanto si hicimos o no el bien. La verdadera pregunta al final del día tiene que ser si realmente vivimos el día de hoy. Si fue uno memorable y si nos divertimos suficiente. Y si lo vivimos con amor. 

El día solo tiene sentido si lo llenamos de amor, si dimos besos, si le dijimos a alguien que lo queríamos y si nos reímos lo suficiente. Cualquier otra cosa, es casi un día desperdiciado. La buena noticia es que mañana tendremos probablemente una nueva oportunidad para volver a preguntarnos lo mismo y en el mejor de los casos, responder mejor. 

Desde mi punto de vista, un día bien vivido, tiene además un par de cucharadas de Nutella y Dulce de Leche. Y los domingos a la noche, de este lado del mundo, los súper ya han cerrado. Le voy a tocar el timbre al vecino, que mi tarro de Nutella ya se termina. Prometo que se lo devuelvo mañana. 



Comentarios

  1. Es cierto que uno posterga hacer cosas por muchas razones, y después cuando ya podemos hacerlo nos damos cuenta que no es lo mismo que si lo hubiésemos hecho en su momento, o por lo menos es así para mí. También se que lo de "delayed gratification" es fundamental para construir carácter y disciplina. Supongo que, como todo, el secreto está en el ballance de ambos.

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    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario. es cierto lo del balance y también hay algo de tiempo y espacio, en el sentido de que no todo tiene porque darse a la vez. También hay que aprender a convivir con eso. Es un buen tema para la próxima entrada.

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