Ir al contenido principal

La verdad de la milanesa...


Empiezo a escribir este post 14 días antes de regresar a Argentina de visita. Subrayo el "de visita". no me veo viviendo en Argentina en el corto plazo. Por algo me fui. Juré que no iba a volver. Creo que fue una aseveración temerosa. Y sobre eso justamente quiero escribir ahora.

Miro hacia atrás y pienso y recuerdo que me trajo a Alemania. Y básicamente lo que me trajo tiene un componente claro, al que puedo llamar contexto. Falta de oportunidades, cansancio de vivir dentro de una ley cada vez más coercitiva mientras veía a otros que con menos esfuerzo y haciendo las cosas mal la pasaban mejor. Hartazgo...impotencia. Todo eso que siente cualquier persona normal que quiere tener una vida razonable en un país impredecible. Argentina es una lotería que se juega todos los días. 

Ahora el contexto es solo combustible. Y el combustible tiene un límite. Porque básicamente, el contexto también te expulsa, o te puede expulsar de ese otro lugar al que elegiste partir. No siempre lo que uno imaginó termina sucediendo y además el contexto cambia. Cuando vine el mundo estaba en paz, hoy hay una guerra no tan lejos de Alemania. En su momento la economía estaba creciendo, hoy vemos que hay inflación y una posible recesión. Contexto. Los Argentinos lo conocemos muy bien porque cambia todo el tiempo y no necesariamente para bien.

En mi caso, el contexto fue solo eso: un combustible. Hay algo bastante más fuerte detrás de la decisión de venir a Alemania. Lo voy a llamar destino. Y lo llamo destino, porque sólo (con tilde ahora) de esa manera puedo entender todo lo que terminó sucediendo desde el momento en que empecé a buscar un trabajo en esta parte del planeta.

Si hay un destino, hay una búsqueda. Sólo aquel que busca, encuentra. O casi siempre. En mi caso, esa búsqueda estuvo siempre. Tal vez no lo sabía, tal vez no me lo había planteado. Existía. Porque el destino existe. Sólo hay que salir a encontrarlo. Y por supuesto, asumirlo. Dado que aquel que no asume su destino, muere en la indiferencia. Estamos en este mundo para hacer una diferencia. SIEMPRE. Con mayúsculas. 

Y de eso voy a hablar en este blog: del sentido de la vida, del destino y de como la búsqueda que me trajo casi por un camino mágico, también me mostró su peor cara y se río de mí cuando me descubrí desnudo. Y de como juega a las cartas conmigo acá y allá.  

Los invito a seguirme en este camino que un día emprendí y que lleno de alegrías y porque no también de sinsabores y desencantos, transformó a un porteño consumidor serial de dulce de leche Mayol (no hay otro igual, se los aseguro) en un Kaarster que se abraza a su destino mientras le pone Nutella a las tostadas. Porque todo tiempo pasado fue mejor y la vida solo sirve si es vivida buscando nuestro destino. 

Los dejó acá ahora. Se me acabo el Nutella y el súper cierra a las 8 PM...7:58 para ser más precisos y mañana está cerrado. Y no voy a dejar que el destino me juegue otra mala pasada. Todos sabemos lo insoportables que somos los argentinos cuando no tenemos dulce de leche. o Nutella. 


Comentarios

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

De sicologos y zapatillas

La semana pasada le puse fin a segunda temporada de terapia. Creo que llegué a un punto en el cuál no había progresos y por ende un buen momento para cerrar una etapa. Nunca me había psicoanalizado. Creo que mudarme a Alemania, separarme finalmente de mi ex mujer y tratar de entender qué me estaba pasando fueron razones más que válidas para iniciar un camino retrospectivo.  Lo mejor que tuvo la terapia fue que pude aprender a dar respuestas distintas a situaciones desconocidas o que tal vez estaban ahí sin que yo las hubiera podido observar con atención y en ese sentido, el tiempo y el dinero invertidos están más que pagados. La vida a veces nos sorprende y encontrarme un día dentro de mi casa sin sentir que fuese ya mi casa o peor aún, encontrarme una noche afuera de mi casa porque ya nunca más podía volver a entrar, son razones más que válidas para consultar con un profesional. Ahora hay algo que un sicólogo no puede resolver, sencillamente porque no somos robots y tenemos límit...

Yo ya viví

"Yo ya viví". Me lo dijo mi padre poco antes de casarme. Me lo había dicho en algunas otras oportunidades. Era su manera de decir "vos fíjate". Me quedó grabado. Como tantas otras cosas, que sin decir, alguna vez me dijo. Suena casi a un pase mando. Lo que le dirías tal vez a alguien que viene después de vos. Una frase corta de un contenido emocional muy alto.  Suena a despedida, tal vez lo era. Mi padre era de los que de tanto atender pacientes sabía que la vida era algo muy efímero. Estaba siempre listo para partir, con su traje y su corbata. "Yo ya viví..." Y cobra otro significado este fin de semana en la que visité a mi tío Axel, el que fuera su hermano mayor  y pude ver a lo largo de la historia de la familia muchos otros "Yo ya viví". Estaba en la carta que la hermana de mi bisabuelo le envía a mi bisabuelo emigrado, explicando porqué irse de Alemania no era una opción para ella.   "Yo ya viví" estaba también en la carta que mi a...

Y si no hay mañana? Preguntas existenciales de un domingo por la noche.

Vengo de una familia de origen alemán en la que el "deber ser" siempre estuvo en el centro de la escena. De hecho no alcanzaba solo con el deber. El deber esa era la base de la pirámide. Para ser digno, había que ir siempre más allá de simplemente lo debido. El verdadero mérito tenía entonces 2 variables muy definidas: hacer el bien siempre y evitar por cualquier motivo el mal. El privarse de algo de lo que otros disfrutaban era muy meritorio. Tomar primero lo que estaba disponible, era algo que estaba intrínsecamente mal.  Si bien me parece una manera valiosa de formar a una persona y no pretendo renegar en absoluto de la forma en la que fui educado, entiendo que en todo caso le faltaba el balance de la vida real, la que se vive fuera de la casa.  Por supuesto que hay un valor en aprender a postergar. Los que son inteligentes emocionalmente, básicamente pueden conectar de una manera distinta con los demás porque entre otras cosas, aprendieron a postergar. También es muy vali...