Mientras cursaba mis estudios de economía, en una materia llamada "Persona y Sociedad", nos hicieron leer, entre muchas otras cosas, el libro de Max Weber llamado "La ética protestante y el espíritu del capitalismo".
Y viene a cuento porque el profesor explicó durante la discusión del mismo que Weber creía en la burocracia, como una manera de ordenar a la sociedad. Creo que lo llamaba superestructura. Al darle un rol a cada uno, se mantenía a la gente ocupada y eso actuaba como ordenador de la sociedad.
La sociedad alemana del siglo XXI sigue ese lineamiento y si hay algo que no deja de sorprenderme es la facilidad con la que ordenan las cosas. Lo hacen de una manera bastante sencilla: a cada uno se le da un rol y eso sos hasta que te vayas.
Creo que esa es una de las diferencias más grandes que encuentro con Argentina. Porque de dónde yo vengo todos tenemos derecho a tener un rol, solo que el mismo no es algo definido o fijo. Un día tenés una ferretería, al año siguiente la cerrás y ponés una peluquería y la vida sigue. Mientras que no mates a nadie, más o menos podés hacer lo que quieras. Y aún en ese caso, vemos.
De este lado la cosa es bastante distinta, porque para empezar, para todo necesitás un permiso y ese permiso significa que posiblemente haya que rendir un examen. Justamente porque es una manera de ir definiendo los roles y controlando la oferta de los bienes y servicios asegurando que todos tengamos algo para hacer.
Llevado al plano social, además de los títulos que mencionaba hace un par de semanas, también están los sellos. Cada uno tiene uno y en general no varían, o al menos lleva bastante tiempo deshacerse del mismo. Básicamente, tenés que rendir uno o varios exámenes que te permitirán cambiar tu denominación por una de otra valía.
Y a mi, desafortunadamente, en el club de tenis me han definido como el argentino que juega increíble y pierde todos los partidos. Como son ellos los dueños de casa, obviamente son ellos los que se arrogan el derecho de poner los sellos. Lo más triste del caso es que no es que yo juegue increíble sino que ellos juegan bastante mal. De hecho me ganan porque juegan a lo único que saben jugar: correr y meter la pelota.
Cuando yo entro a una cancha de tenis, no te quiero ganar a como de lugar, sino que te quiero humillar. Yo concibo el tenis como un deporte en el que gana el mejor en el sentido estético y amplio de la` propuesta. Concreto y al pie: una forma de impresionar a la platea femenina, gritando, protestando y celebrando los puntos lleno de testosterona. Para ellos es básicamente el resultado de tirar menos pelotas afuera.
Está mal que así sea? Por su puesto que no. De hecho supongo que se irán a sus casas bastante más contentos que yo que sigo soñando con ser el mejor jugador del planeta`y termino perdiendo con tipos que lo único que tienen que hacer es pararse del otro lado de la red y esperar a que yo la vuelva a tirar al alambrado.
Ahora eso tomó esta semana otra dimensión cuando, puestos a armar el equipo para ir jugar el partido final por el ascenso, sencillamente se pusieron ellos y me dejaron de lado. Lo hubiera aceptado si me hubiesen llamado y explicado que es un partido importante y que quieren jugar ellos porque no la van a mandar afuera. Al final del día somos un equipo y lo que todos queremos es ascender. Bueno, en realidad todos queríamos ascender. Por mi se pueden quedar adonde están: jugando a eso que juegan, aún si lograsen ascender, el año que viene los mandan para abajo de vuelta porque son HORRIBLES.
Supongo que ni siquiera es lo que les importa. Lo único relevante es poder seguir siendo ellos los que determinan quién, como y cuando se juega. Después de todo, si no tienen ese rol, no tienen absolutamente más nada que hacer y dice Weber es que esa es una muy mala idea, porque seguramente salgan a romper algo, que es justamente lo que voy a salir a hacer yo.
Bueno, tampoco. Yo me voy a quedar en mi casa comiendo dulce de leche y tomando malbec. La nutella ya me resulta desabrida. Y no quiero ni probar como es el rol de detenido en este pueblito de cuarta con gente que cree que sabe jugar al tenis.
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