Tuve una imagen medio reveladora esta mañana, mientras hacía una suerte de balance de mis últimas actividades. La realidad es que desde que volví de Berlín e incluso bastante antes, dejé de salir.
Es una especie de proceso que se fue acelerando desde que se fueron mis amigos a España pero que de todas maneras ya iba en esa dirección. Tengo un poco las imágenes cambiadas, ahora cuando me separé, hace ya 3 años, pasé los primeros 5 meses encerrado sin saber que hacer o adónde ir y después como que agarré una onda de salir por salir y me anotaba en todas las fiestas y salidas que encontraba.
El resultado de todo eso es nulo. Es cierto, salí, me divertí o al menos lo intenté, sólo que al final del día el resultado era siempre el mismo y terminaba más solo que antes de comenzar. Porque una cosa son las expectativas que uno le pone o la idea de lo que va a suceder y una cosa muy distinta es lo que nos devuelve la realidad.
Y después de mucho darle y mortificarme por no poder cambiar la realidad, tal vez cansado, me puse a pensar y ver lo que uno no ve. Y lo que no veo, o no logro apreciar, es que estoy solo porque es lo que decidí. Tal vez no en forma consciente. Digo, no me defino por mi soledad y más bien creo que fui bastante creativo en la forma en la que intenté dar vuelta la situación.
Ahora la realidad, lo que no logré modificar de alguna manera, es lo que soy. Lo puedo disfrazar, puedo parecer y hasta creerme en un punto que soy otra cosa, ahora en el fondo, soy esto. Y no está bien o mal. Es una realidad, no queda más que aceptarla.
Y quién soy? Bueno, una persona que tiene mucha más vida interior que exterior, que disfruta mucho de estar solo porque lo más valioso que tiene es su tiempo y que nunca deja de soñar.
Las cosas siempre son del color del prisma que se use para observarla. Bien puede ser "que bueno, esta solo y hace lo que quiere" o "que feo, está solo y no tiene nadie para compartir el día a día". El problema radica en tomar el prisma equivocado. No hay nada de malo en querer estar solo. Si estaría mal, en todo caso, si lo que se pretende es estar acompañado.
En definitiva, hay una parte de mi que pide a gritos estar acompañado y hay otra que es mucho más interior y que en todo caso fue la que sufrió la compañía, que no quiere saber más nada. Ya lo conté también, vengo de un mundo en el que la realidad del hogar alemán y la de la calle en Argentina eran tan dispares, que sería difícil imaginar una simbiosis. Yo siempre fui feliz en mi mundo imaginario. Siento que hice y sigo haciendo un esfuerzo gigante por sociabilizar, estar, pertenecer. Ahora me doy cuenta de que soy otra cosa.
Por supuesto que habrá alguna dispuesta a participar de ese universo. Seguramente no la voy a encontrar buscando en lo que no soy. Surge mucho más de bucear en lo que soy y en no sentirme avergonzado, sino más bien orgulloso de lo que hice, de lo que hago y de lo que estoy por hacer. Si hay algo que si conseguí en este tiempo es volver a enamorarme de mis ideas, de mis proyectos y todas mis manías. Las mismas de las que renegué hasta ocultarlas y negarlas para poder pasar del otro lado.
Así las cosas, estoy armando mi nueva nave espacial, un negocio con vinos argentinos. Es una idea que me encanta, que me vuelve a conectar con mi pasado y que estoy seguro de que me lleva al futuro. Creo que todavía no pude tomar real dimensión de la transformación por la que atravesé y de lo increíblemente bueno que va a estar mi futuro. Al menos sino, tendremos alcohol en cantidad como para poder sobrellevarlo de una manera digna.
Dado que no obuvue el resultado esperado con las apps de citas (probablemente funcionen para los que si quieren estar acompañados), y basado en el lugar en el que vivo en el que la digitalización todavía no es un hecho, tal vez valga la pena poner un aviso en el diario como esos que venían en el diario alemán que todos los Sábados se procuraba mi padre.
Señor jovial busca compañía femenina, preferentemente de 30 a 45 años, para salir a jugar tenis o ir a algún karaoke. También podemos tomarnos unos buenos vinos y contarnos nuestras historias o compartir nuestros sueños. La vida es demasiado larga para vivirla solo y demasiado corta para no hacer lo que a uno le fascina. Yo tengo dulce de leche, si Ud. tiene nutella, podremos hacer una buena torta juntos. Solo fines serios.
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