Siempre digo que este blog es uno de transición. Me ayuda poner en palabras las cosas que me pasan y compartir la carga. No importa tanto con quién. A veces en la vida se elige y otras sencillamente se comparte sin mirar. De igual manera por supuesto, uno toma también la carga de otros y la hace propia
Yo creo que poder hacer una transición es de las cosas más importantes en la vida. La vida es cambio, ahora si todo es cambio sin más, como que te falta algo. Sería como ver una película en fotos. En algún momento van a caer los eslabones. Porque no da todo lo mismo. Al menos si te importan las personas, crees en el amor verdadero y buscas relaciones que hagan sentido. El mundo descartable me resulta ajeno.
Y como todo en la vida, las transiciones se aprenden de chico, Es esa mantita que llevás por toda la casa o el peluche que te ayuda a dormir y que te ponen en la mochila cuando vas a lo de tus abuelos. Son también los útiles y cosas que te compran para ir a la escuela.
Y acá entonces la historia: mi vieja nos compraba de todo para ir a la escuela, solo que después le daba pena porque "te lo van a perder, se va a romper, te lo van a sacar" y entonces las cosas se quedaban en casa y a la escuela iba lo descartable. Era obvio porqué odiaba ir al colegio...las cosas estaban en mi casa. En el colegio estaba todo lo que no me gustaba.
Mi viejo en cambio fue más inteligente y a los 5 años me trajo de Alemania el primer Märklin, que consistía de un óvalo, 2 vagones y una estación que armamos juntos. Junto con eso, un montón de revistas con cosas que había en Alemania y que en mi vida había visto en Argentina. Esa fue la semilla que en el fondo me trajo hasta acá. La famosa tierra prometida.
El tren siempre estuvo en mi vida. La historia de mi bisabuelo que trabajaba en los ferrocarriles ingleses y que tenía un tren que hacía las delicias de mi padre. O de mi abuelo que vendía diarios en la estación de retiro y al que le quemaron los diarios alemanes al comienzo de la guerra...tradiciones familiares que no hicieron más que llevarme en una dirección.
Siento que todo eso además lo puse debajo de la alfombra en algún momento. Estaba, solo que era algo mío y entonces no se compartía con la que ahora es mi ex. Sobretodo porque para ella eso era irrelevante. Y siento que en un punto eso empezó a aflorar más y más al punto de volverse casi incontrolable. El resto es historia.
Por obvias razones, una de las primeras cosas que hice cuando me separé fue procurarme un nuevo Märklin y armarlo desde cero. Una suerte de conexión con lo que siempre fui, con mi historia. Se lo compré a un nieto de un coleccionista que no sabía lo que estaba vendiendo. Y lo completé con lo que tenía en la casa de mis padres, para cerrar el círculo y que la transición sea completa.
Crea que es de las mejores decisiones que tomé en mi vida. Separarme no, eso todavía me duele y no se lo deseo a nadie. Ahora si hay un aprendizaje en todo esto sería mantenerse siempre fiel a lo que uno es y sobre todo poder hacer una transición correcta de una situación a otra.
El amor no se pude comprar. Para todo lo demás tenés tu mastercard. Me vendría bastante bien para comprar un buen tarro de dulce de leche. Igual mañana me lo cocino, porque la comida es otra cosa fundamental para extrañar menos. Y necesito. La nutella está buena, ahora no es el peluche que uso para dormir.
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