Soy de ponerme metas y también de hacer balances. Al fin y al cabo, los economistas nos pasamos buena parte de la vida revisando cuentas. Bueno, tampoco tanto. Hace rato que dejé la economía o que la economía se alejó de mi, lo que sería más o menos lo mismo.
En cualquier caso, siempre me pongo objetivos, trato de alcanzarlos y si no lo consigo, al menos lo sigo intentando, tal vez acomodando un poco la meta para que sea más corta y la nueva base para un próximo objetivo.
Y si miro los objetivos que me había propuesto a principio de año, creo que puedo darme por satisfecho. A ver, no...no gané todos los partidos de tenis que me propuse ganar. Ahora al menos me divertí, dejé de sufrir adentro de una cancha y descubrí que juego bastante mejor cuando corro un par de veces por la semana. Salí campéon en dobles, en el trabajo me llevé todos los premios. Estuvo bastante bien.
En definitiva, siento que estoy bien encaminado. Habrá que darse tiempo. De hecho ese puede ser un buen objetivo para mi 2025: aprender a darme los tiempos. Si, soy bastante ansioso. No al punto de no poder manejar la ansiedad, sino en el sentido de querer llegar a la meta sin tal vez dar los pasos previos. Correr sin caminar, felicidad instantánea...y la vida es otra cosa.
La vida es acción reacción. La acción requiere de un tiempo y la reacción de otro. Y esos tiempos me los tengo que dar. Hay una frase en alemán que me encanta y dice "von nichts, kommt nichts" que es algo así como decir "de la nada, no llega nada". Bueno, de lo que uno hace tampoco llega nada...al menos no de manera inmediata. Y eso hay que entenderlo en un país en el que la gente tiene bastante más paciencia que la mía.
Así las cosas, una de las metas que me puse para este próximo año es decorar un poco más mi casa. A ver, soy bastante práctico y me encanta la tecnología. por ende todo lo que es funcional, está buenísimo y va. Lo que le falta es estilo, detalles. Que en parte siento que es algo que perdí cuando me separé.
Es cuando uno se separa, lo primero que aparecen son las preguntas existenciales: Quién soy, qué hago, qué quiero. Y lo que no abundan son las respuestas sencillamente porque durante mucho tiempo no tuvimos que responder a nada de eso. Estábamos en automático.
Aparecen de todas maneras, otro tipo de preguntas más básicas a las que si les tenemos que dar respuesta: "y ahora qué como?" o "y ahora dónde voy a vivir?". Y ahí damos respuestas más o menos elaboradas porque claro algo tenemos que comer y en algún lugar tenemos que dormir.
Siento que a la parte de la comida le di una respuesta muy superior a lo esperable: me compré una Thermomix y me puse a cocinar. Casi terapéutico, rico, saludable. Mientras que la parte de "dónde voy a vivir", le di la mejor respuesta posible, ahora sigue teniendo oportunidad.
Si, me encanta mi departamento, está buenísimo, tiene una terraza increíble que cuando no llueve no hace frio puedo usar. Ahora soy menos de dedicarme a decorar o ponerle onda. Por el mismo motivo que expresaba antes: no me doy los tiempos, lo quiero resolver y ya.
Bueno, estoy decidido a cambiar eso y esta semana me armé mi primer corner. En realidad sería el segundo, porque en otra esquina ya tenía armado un bar con un carrito que compré en Ikea. Nada, ahora tengo un coffee corner con cosas que ya básicamente tenía, solo que mo las había puesto para darle el sentido que ahora les di. Y voy a ser sincero: me gustó mucho. Porque en el fondo, no siempre hay que hacer de más. A veces alcanza con lo que tenemos, solo que hay que darse los tiempos para que las cosas se luzcan.
Vamos por un 2025 lleno de rinconcitos para enamorarse. Y con mucho nutella y más dulce de leche. Ese que cocino en la Thermomix.
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